martes, 28 de abril de 2015

Artemisia II, la del Mausoleo



En la Antigüedad, hubo dos famosas Artemisias, aparte de la diosa del mismo nombre. Ambas gobernaron el mismo reino y fueron admiradas por los griegos, pese a ser extranjeras y, sobre todo, mujeres.

Hoy les voy a hablar de la segunda, la viuda más famosa de la Grecia Antigua.


Empecemos hablando de su pequeño reino: Caria. Se encontraba al suroeste de Anatolia y en la época de Artemisia II, en el siglo IV a.C., pertenecía a una satrapía del Imperio Persa. Pero Caria tenía mucha historia, era un reino antiguo ya mencionado por los hititas mil años antes y tiene el honor de ser mencionado por Homero entre los reinos aliados de Troya. Por cierto, en tiempos de Homero, los griegos ya se habían asentado en Caria y mezclado con sus gentes. El famoso historiador Heródoto de Halicarnaso es un ejemplo de esta mezcla, pues su padre era cario de origen (se llamaba Lyxes).


Gracias al "nativo" Heródoto sabemos bastante de Caria. Una región de montañas y valles, cruzada por el perezoso río Meandro, que no era abundante en ciudades, sino en pueblos en los valles y fortalezas en las montañas. Una especie de Suiza, donde el principal vínculo de unión de sus habitantes era la religión, centrada en el culto al "Zeus Cario" en Mylasa, pueblo en el interior montañoso y capital del reino durante muchos siglos.


Mapa de la antigua Caria


 Los carios eran famosos mercenarios, que habían servido, principalmente, a los faraones de Egipto durante los siglos VII-VI a C., llegando a pelear contra los nubios de Sudán en 593 a.C (a su vuelta un mercenario cario dejó una inscripción en Asuán). Por lo que las historias de sus gestas resultaban muy exóticas a los griegos, que les otorgaron el origen de las crestas en los yelmos y la agarradera del escudo. Lo de las crestas en el casco debía ser cierto, aparte de una obsesión, porque los persas les llamaban "gallos".

 Cuando el Gran Rey Cambises invadió Egipto en 525 a.C, los mercenarios carios se olvidaron de su tradición egipcia y cambiaron de lado. En su defensa, decir que Caria ya había sido incorporada al imperio persa veinte años antes por Ciro, padre de Cambises. Así que lo de pasarse a los persas traición lo que se dice traición no era... del todo.
 Bajo el dominio persa, Caria tuvo cierta autonomía, dentro de la satrapía de Lidia, y vivió con los sentimientos divididos entre persas y griegos. Por ejemplo, en la revuelta jonia de 499 a.C. se alió con los griegos, pero en la posterior invasión persa de Grecia en 480 a.C, su reina, la primera Artemisia, se alió con el Gran Rey Jerjes. 

El centro de la administración persa fue la ciudad de Halicarnaso, que se convirtió en la nueva capital. Pero Mylasa siguió siendo el centro religioso y capital moral.



Una vista de Bodrum (el antiguo Halicarnaso) 


El gobernante de la satrapía siempre fue un persa, pero por el año 395 a.C. ocurrió una novedad. Tisafernes, el sátrapa persa, fue ejecutado por el Gran Rey Artajerjes II por haberse dejado vencer por el rey espartano Agesilao en una de tantas batallas entre persas y griegos. La ironía es que Artajerjes II debía el trono a Tisafernes, pero ya se sabe que los reyes no son muy agradecidos y sobre todo, no les gusta tener deudas con nadie. La derrota de Tisafernes vino de perlas al Gran Rey para castigar a quien debía la corona. 

Artajerjes II decidió dar a Caria el título de satrapía y separarla de Lidia. Además, puso al aristócrata local que gobernaba Mylasa, llamado Hecatomno, como sátrapa. Toda una sorpresa, pues era el primer sátrapa no persa del imperio. Está claro que este Hecamtono debía tener un buen enchufe en la corte.

Y como sátrapa no parece que fuera un mal tipo. Trasladó la capital de nuevo a Mylasa, su ciudad natal, y el Gran Rey siempre confió en él. Tuvo tres hijos y dos hijas, que casó con dos de sus hermanos. Pues los carios habían copiado la costumbre egipcia de casarse entre hermanos: Las perversiones y los vicios es lo primero que se copian los pueblos. 

 Al morir en 377 a.C. dejó la satrapía a dos de ellos: Mausolo y nuestra Artemisia II.



Mausolo y Artemisia (o lo que queda de ellos) 


 Mausolo era el hijo mayor de Hecatomno y Artemisia la mayor de las dos hijas. Aunque era un sátrapa de Persia, Mausolo se comportó a lo largo de su vida como un rey independiente y así lo consideraron los griegos. 

 Devolvió la capital de Caria a Halicarnaso, ciudad griega más acorde a sus gustos helénicos. En un imperio persa cada vez más nominal que real, construyó una flota propia y extendió sus dominios por Licia, parte de Jonia y varias islas griegas. Nombró a carios para cargos que antes ocupaban persas y estableció alianzas con ciudades griegas como si fuera un rey libre. Fue aliado de los rodios en su guerra contra Atenas, participando con gusto en la política de intrigas de sus queridos griegos. Siempre con el apoyo incondicional de su mujer y hermana, Artemisia II. 

 En 353 a.C. invadió la isla de Samos y la ocupó, pero unas fiebres malignas se lo llevaron a la tumba antes de embarcar de vuelta.



Moneda de Mausolo: cara es Apolo a medio despertar y cruz es el Zeus de Labranda de marcha 


 Ahora Artemisia II, sin hijos, quedaba como reina de una engrandecida Caria. La antes sumisa y devota esposa a la sombra de su marido, se comportó como una gobernante capaz. Prosiguió con la política independiente de su difunto marido y se metió en las intrigas políticas de Rodas, fiel aliada de su reino pero con un importante facción interna en contra de seguir al lado de los bárbaros carios. 

 Artemisia II apoyó a los oligarcas rodios, lo que hoy llamaríamos la derecha, y consiguió con su dinero y flota que siguieran en el poder. En su época, la isla se consideraba bajo su total dominio. Lo cual provocó las quejas de Demóstenes a sus indiferentes paisanos: "Nadie disuadió a Mausolo cuando estaba vivo, ni a Artemisia desde su muerte, de tomar Cos y Rodas..." Pero es que los carios daban un miedo que no quitaba ni un discurso de Demóstenes.

 En su honor, los rodios levantaron un monumento muy celebrado en su tiempo, pero del que no tenemos descripción, debido a que tras su muerte, los rodios consiguieron su independencia e hicieron imposible su acceso. Por lo que fue llamado más tarde, con cierta ironía, el "Abaton", el nombre de la parte del templo griego inaccesible a los fieles. 

 Polieno, el contador de anécdotas militares de la antigüedad, nos da otro ejemplo de la política expansiva y la inteligencia de Artemisia II en su octavo libro de Estratagemas. Algunos dicen que la Artemisia de la que habla es la primera, de siglo y medio antes, pero las circunstancias parecen indicar que es la viuda de Mausolo.
 Nos cuenta que nuestra dama quería conquistar la ciudad de Latmos. Por lo que colocó soldados escondidos cerca de la ciudad y con una alegre y multitudinaria comitiva de músicos, eunucos, esclavos y mujeres se fue a celebrar un sacrificio a la cueva de la Madre de los Dioses, a siete estadios (poco más de un kilómetro) de la ciudad. Los latmios, viendo tal dispendio de procesión y animados por la posibilidad de una buena fiesta, salieron en gran número de las murallas. Momento que los soldados emboscados aprovecharon para asaltar la ciudad y tomar las murallas: "Con flautas y címbalos poseyó lo que en vano había intentado obtener con la fuerza de las armas."

 Pero este carácter decidido era combatido en su interior por una clara depresión romántica, rayando en patología. Desde luego, es evidente que Artemisia había estado muy enamorada de su hermano-esposo Mausolo y las fuentes nos cuentan que siempre lo recordaba embargada en la nostalgia, que pagaba a retóricos griegos por escribir discursos sobre sus hazañas y que bebía sus cenizas diluidas... !cada día! Lo que implica que, más que urna cineraria, los restos de Mausolo ocupaban un arcón. 

 Sin embargo, la gran obra conmemorativa de su viudo sería la tumba que decidió levantar en su honor en Halicarnaso y que acabaría dando nombre a todas las tumbas exageradas: el Mausoleo.



El Mausoleo en sus buenos tiempos 

 La tumba ha recibido multitud de artículos, análisis y estudios, no es mi intención hablar de ella aquí, solo indicar que aparte de convertirse en una de las 7 maravillas del mundo antiguo, es una muestra de la riqueza y el poder alcanzado por Caria durante el reinado de los dos hermanos amantes. El pequeño reino del sudeste de Anatolia se había convertido en una potencia intermedia entre Grecia y Persia que congregó a lo mejorcito y más caro de los artistas del momento. 



Mausoleo hoy en día. 


 Pero Artemisia no pudo ver el Mausoleo acabado. Murió consumida de pena en el 351 a.C., apenas dos años después de morir su marido y con las obras en sus inicios. Quizá el consumir cada día cenizas quemadas de cadáver ayudó más a su muerte que la aflicción por su marido difunto, pero seamos un poco románticos y pensemos que su ánimo no pudo aguantar más tiempo la ausencia de su amor. 


El Mausoleo sería acabado por sus tres hermanos, que la sucedieron en el trono de uno en uno. Por lo que se puede decir que es el único quinteto de hermanos, si sumamos a Mausolo, que ha reinado sucesivamente en la historia del mundo. 

Finalmente, llegó de paseo Alejandro Magno y se quedó con Caria, acabando con la dinastía en 334 a.C.


 Pero el recuerdo de la pasión de Artemisia II perduraría mucho más que su maravilla, hoy convertida en un manojo de ruinas que deprime a los turistas.

Como dijo Cicerón de ella tres siglos más tarde, tan conciso como le gustaba ser a veces:

"Mientras vivió, vivió en dolor." 






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